Nuevo Reporte: Pocos estados han clasificaron en el nivel de rendimiento superior de la preparación de salud pública en el 2021

 

La pandemia de COVID-19 continúa ilustrando la necesidad crítica de invertir en la infraestructura de la salud pública y los factores sociales determinantes de la salud

 

(Washington, DC – 10 de marzo del 2022) – A medida que la nación atraviesa su tercer año de pandemia del COVID-19, un nuevo informe demuestra la necesidad de una inversión urgente para crear una infraestructura de salud pública capaz de proteger la salud de todos los estadounidenses durante emergencias. El informe, publicado hoy por Trust for America’s Health, mide el desempeño de los estados basado en 10 indicadores claves de preparación para emergencias e identifica diferencias considerables en la preparación de los estados para responder durante emergencias. El informe incluye recomendaciones de políticas públicas para fortalecer la seguridad sanitaria de la nación.

El informe Ready or Not 2022: Protecting the Public’s Health from Diseases, Disasters and Bioterrorism (Protegiendo la Salud Pública de Enfermedades, Desastres y Bioterrorismo), mide el grado de preparación de los estados para responder a un amplio número de emergencias de salud, ofreciendo continuos servicios de salud pública, incluyendo vigilancia sanitaria,  vacunación contra la influenza estacional, agua potable entre otros servicios de salud ampliados durante emergencias. El reporte clasifica los estados y el Distrito de Columbia en tres niveles de rendimiento: alto, medio y bajo, colocando 17 estados y DC en el nivel de alto rendimiento, 20 estados en el nivel de rendimiento medio y 13 estados en el nivel de bajo rendimiento. Durante el 2020, 20 estados y el Distrito de Columbia se ubicaron en el nivel de alto rendimiento.

Gráfico de niveles de rendimiento de los estados (2021) AQUÍ (manuscrito tabla 2 – página 10)

 

Este año el reporte indicó que 12 estados mejoraron su clasificación de desempeño, mientras que 16 estados descendieron en su clasificación. Las clasificaciones de todos los estados son relativas a las de otros estados.

Tres estados, Ohio, Pensilvania y Carolina del Sur mejoraron su desempeño en dos niveles.

Nueve estados mejoraron en un nivel: Alabama, Arizona, Florida, Illinois, Iowa, Missouri, New Hampshire, New Jersey y New York.

Dieciséis estados bajaron un nivel: Delaware, Georgia, Idaho, Kentucky, Luisiana, Maine, Minnesota, Mississippi, Montana, Nebraska, Nuevo México, Carolina del Norte, Oklahoma, Oregón, Rhode Island y Wisconsin.

Además, el informe demostró:

  • La mayoría de los estados tenían planes para expandir la asistencia médica y la salud publica mejorando sus capacidades de laboratorios en las emergencias.
  • La mayoría de los estados están acreditados en las áreas de salud pública, manejo de emergencias o ambas.
  • Una gran mayoría de estadounidenses que reciben agua para su hogar a través de un sistema de agua comunitario tenían acceso a agua segura.
  • Solo alrededor de la mitad de la población de los EE. UU. cuenta con un sistema integral de salud pública local.
  • Las tasas de vacunación contra la gripe estacional han aumentado significativamente en los últimos años, pero siguen siendo inferiores a la meta establecida por Healthy People 2030.
  • Poco más de la mitad de los trabajadores utilizaron algún tipo de tiempo libre remunerado. La necesidad de tiempo libre remunerado se ha vuelto particularmente necesario durante la pandemia, ya que muchos trabajadores se enfermaron o tuvieron que cuidar a un familiar enfermo.
  • En promedio, sólo el 28 por ciento de los hospitales obtuvo una calificación de máxima calidad de seguridad por parte del paciente durante el año, comparado a un 31 por ciento registrado el año anterior.

“La conclusión principal de este informe es que la inversión es insuficiente en el sistema de salud pública de la nación y los ataques a su autoridad han tenido consecuencias mortales durante la pandemia del COVID-19. Se necesitan acciones e inversiones con urgencia. Los hallazgos de este reporte pueden ayudar a funcionarios federales y estatales a identificar las deficiencias en la preparación de la salud pública y los pasos necesarios para proteger vidas de una manera más eficiente y lograr una mejor economía durante una próxima emergencia de salud”, dijo J. Nadine Gracia, MSCE, presidenta y directora ejecutiva de Trust for America’s Health.

El informe midió el desempeño de los estados durante un año que presentó altas demandas en el sistema de salud pública de la nación. Además de considerarnos en medio de la pandemia del COVID-19,  se debe tomar en cuenta que en el 2021 se registraron altas temperaturas récord de calor en muchos lugares, y como consecuencia hubo inundaciones extensas, incendios forestales en todo el oeste de los EE. UU., una temporada de huracanes muy activa y tornados inusuales y mortales en diciembre en ocho estados. Al mismo tiempo, cientos de funcionarios de salud pública experimentaron agotamiento, amenazas a su seguridad e intentos de limitar sus autoridades de salud pública, los cuales renunciaron, se jubilaron o fueron despedidos.

Es cierto que se logró un progreso crítico en la lucha contra el COVID-19 durante 2021, particularmente a través de la disponibilidad generalizada de vacunas y una respuesta federal más coordinada, pero es un hecho que la pandemia resaltó las formas en que las desigualdades en salud ponen a las comunidades de color y de bajos ingresos en mayor riesgo y peores resultados de salud durante una emergencia.

“Las desigualdades sociales, económicas y de salud debilitan la capacidad de una comunidad para prepararse, responder y recuperarse de una emergencia de salud pública. Si entramos en la próxima crisis de salud pública con la misma magnitud de inequidades en temas de salud pública en nuestras comunidades como ha sido evidenciado durante esta pandemia, el impacto será similar:  evitar la pérdida de vidas, el impacto desproporcionado en comunidades de color y comunidades de bajos ingresos, y las perturbaciones sociales y económicas generalizadas. Es imposible separar una sólida preparación para emergencias de salud pública y la equidad en salud”, dijo la Dra. Gracia.

Entre las recomendaciones del informe, se detacan:

  • El Congreso y los estados deben proporcionar fondos estables, flexibles y suficientes para la salud pública, incluida la infraestructura, los sistemas de datos y la fuerza laboral de salud pública.
  • El Congreso debe crear una Comisión COVID-19 para revisar y abordar las brechas en la respuesta a la pandemia, y los líderes en todos los niveles del gobierno deben rechazar los intentos de debilitar a las autoridades de salud pública.
  • Los legisladores deben tomar medidas para prevenir brotes de enfermedades invirtiendo en infraestructura de vacunación, programas de resistencia a los antibióticos y otorgando licencias pagadas a todos los trabajadores.
  • El Congreso debe crear programas para ayudar a construir comunidades resilientes invirtiendo en la equidad en la salud y los determinantes sociales de la salud, incluidos los programas antipobreza y los programas que generan seguridad financiera para las familias.
  • El Congreso debe invertir en el desarrollo y trabajar en medidas medicas de protección para permitir el desarrollo rápido y el despliegue efectivo de productos que salvan vidas durante emergencias, y los legisladores federales y estatales y los líderes de los sistemas de atención médica deben trabajar juntos para priorizar la coordinación y la comunicación efectivas durante las emergencias.
  • La Casa Blanca, el Congreso y los estados deben desarrollar planes y proporcionar fondos para minimizar los impactos del cambio climático en la salud y hacerlo de manera que aborde la equidad en el sistema de salud publica.

Trust for America’s Health es una organización no partidista y sin fines de lucro que promueve la salud óptima para cada persona y comunidad y hace de la prevención de enfermedades y lesiones una prioridad nacional.  Twitter: @HealthyAmerica1