Cerca de 40% de los Adultos en Estados Unidos son Obesos

Llevar programas de prevención basados en la evidencia a más comunidades, previene las enfermedades y reduce los costos de salud

Según la edición número 15 del informe El Estado de la Obesidad: Mejores Políticas para un País más Saludable, publicado por Trust for America’s Health (TFAH) y la Fundación Robert Wood Johnson, la obesidad en Estados Unidos es una epidemia con serias consecuencias. Entre ellas, el incremento en la probabilidad de sufrir enfermedades cardíacas, diabetes, e hipertensión. El informe se basa en datos provenientes de las encuestas “National Health and Nutrition Examination Survey” (NHANES) y “Behavioral Risk Factors Surveillance Survey (BRFSS)”.

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Un problema nacional

Hoy en día, cerca de 40% de los adultos en Estados Unidos y 18,5% de los menores padecen de obesidad, y el aumento en las tasas de obesidad es alarmante. De hecho, en menos de dos décadas, la tasa de obesidad entre los adultos aumentó 30%, en tanto que entre los menores, aumentó 33%.

La obesidad es un problema en virtualmente todas las ciudades y poblaciones del país, y afecta a personas de todos los niveles de ingreso y escala social. Sin embargo, su impacto es más notorio en comunidades en las que las condiciones para acceder a alimentos saludables y actividad física son más difíciles.   

La obesidad es un problema en virtualmente todas las ciudades y poblaciones del país, y afecta a personas de todos los niveles de ingreso y escala social. Sin embargo, su impacto es más notorio en comunidades en las que las condiciones para acceder a alimentos saludables y actividad física son más difíciles.   

Si bien la tasa de obesidad a nivel nacional continúa aumentando, es aún mayor entre los estadounidenses de menores ingresos, los afroamericanos, los latinos y los residentes de zonas rurales. Hoy por hoy, alrededor de 47% de los latinos y afroestadounidenses son obesos, y más de la mitad de las mujeres de ambos grupos étnicos también padecen de obesidad (54,8 % y 50,6% respectivamente), en comparación con 38% de las mujeres de raza blanca. Las altas tasas de obesidad entre las comunidades afroestadounidenses y latinas se atribuye a “desiertos alimentarios”, en los cuales las únicas comidas disponibles fácilmente son nocivas y baratas, y a que estos vecindarios carecen de lugares seguros y fácilmente accesibles para la actividad física.

La discrepancia en las tasas de obesidad infantil es también substancial. Cerca de 26% de los menores latinos en Estados Unidos son obesos, en comparación con 22% de los menores afroestadounidenses, 14% de los menores de raza blanca y 11% de los menores de origen asiático. Padecer de obesidad infantil incrementa en gran medida el riesgo de convertirse en un adulto obeso, y si la tendencia actual continúa, más de la mitad de los niños de hoy sufrirá de obesidad para cuando tenga 35 años.

Las tasas de obesidad por estado varían

Datos generados por la encuesta “Behavioral Risk Factors Surveillance Survey (BRFSS)” demuestran que la tasa de obesidad varía considerablemente de un mínimo de 22.6% en Colorado a un máximo de 38.1% en West Virginia. En 2017, siete estados tenían tasas de obesidad adulta que superaban 35%. En contraste, en 1985 ningún estado tenía tasas de obesidad mayores de 15%, y en 1991 la tasa no superaba 20% en ningún estado. En general, los estados que invertían más en salud pública, que contaban con múltiples políticas y prácticas basadas en la evidencia, y que tenían índices de pobreza menores, tenían también tasas de obesidad inferiores.

En general, los estados que invertían más en salud pública, que contaban con múltiples políticas y prácticas basadas en la evidencia, y que tenían índices de pobreza menores, tenían también tasas de obesidad inferiores.

Los costos de la obesidad a nivel nacional son abrumadores. Se estima que el gasto anual de salud en padecimientos resultado de la obesidad asciende a $149 mil millones de dólares. Además, el costo de la obesidad por concepto de reducciones a la productividad es de $66 mil millones de dólares anuales. Por si fuera poco, como consecuencia de la obesidad, uno de cada tres adultos jóvenes es inelegible para prestar servicio militar, lo que resulta en vulnerabilidad a la seguridad nacional. La financiación de programas de prevención de la obesidad es una solución rentable para la promoción de la buena salud y para la reducción de los gastos de cuidados de salud.

Los programas basados en la evidencia y las políticas y prácticas que revierten la tendencia a la obesidad son ya conocidos, pero requieren de implementación en gran escala

Cada vez existe más evidencia de la eficacia de programas y políticas de prevención de la obesidad, que hacen frente a esta epidemia multisectorialmente, aunando  los esfuerzos de departamentos de salud, funcionarios del ramo del transporte, las escuelas y el sector privado. Por otro lado, los programas diseñados para cerrar la brecha en las disparidades en salud, que garantizan que todos los vecindarios cuentan con lugares seguros para caminar, montar en bicicleta y hacer ejercicio, y que además aseguran que todos los residentes tienen acceso a comida saludable a precios razonables son también críticos.

Demos una mirada al día de un niño cualquiera. ¿Puede caminar a la escuela sintiéndose seguro? ¿Una vez allí, le sirven un desayuno o un almuerzo nutritivo y bajo en grasa? ¿El recreo y la educación física hacen parte de su rutina diaria? ¿Tiene un lugar seguro para jugar después de la escuela? ¿Tiene acceso a programas de recreación? ¿Cuentan sus padres con buenas oportunidades de empleo que incluyan acceso a beneficios y seguro de salud? Todos estos factores en conjunto, demuestran que brindar a cada persona la oportunidad de gozar de un peso normal es una tarea holística que envuelve a cada individuo y a cada comunidad.

La obesidad es un problema complejo que para ser resuelto requiere estrategias multisectoriales basadas en la evidencia. El informe de TFAH/Fundación Robert Wood Johnson ofrece a los gestores de políticas a nivel federal, estatal y local, a las industrias de restaurantes y alimentos y al sistema de salud, 40 recomendaciones entre las cuales están:

  • Apoyar y expandir programas comunitarios de salud que hagan frente a la obesidad. Por ejemplo, el State Physical Activity and Nutrition Program de los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades y el conocido como Racial and Ethnic Approaches for Community Health program (REACH).
  • Expandir programas que hagan los alimentos nutritivos más fácilmente disponibles y baratos para las personas de bajos recursos. Entre ellos, el Supplemental Nutrition Assistance Program (SNAP) y el Special Supplemental Nutrition Program for Women, Infants and Children (WIC). La inseguridad alimentaria puede resultar en obesidad.
  • Garantizar que los niños reciban alimentos nutritivos en la escuela y la guardería infantil, pues muchos de ellos consumen hasta dos tercios de sus calorías diarias allí.
  • Ayudar a los consumidores a tomar decisiones informadas a través del uso de etiquetas con información de nutrición y contenido calórico. Además, la implementación del nuevo diseño de Datos de Nutrición no debe ser postergada más, y todos los restaurantes deben cumplir a cabalidad con las normas de etiquetado de sus menús.
  • La industria de alimentos y bebidas debe eliminar el mercadeo que expone a los niños a mensajes sobre alimentos nocivos, y los restaurantes deben hacer de las opciones saludables la norma en las comidas para los menores.
  • Los hospitales deben dar el ejemplo, poniendo fin a la venta de bebidas azucaradas, mejorando el valor nutritivo de las comidas que sirven a sus pacientes y promoviendo la lactancia materna.

Trust for America’s Health es una organización no partidista y sin ánimo de lucro que promueve la salud óptima para cada persona y cada comunidad, y que hace de la prevención de las enfermedades y las lesiones una prioridad nacional.  www.TFAH.org