La epidemia de obesidad de la nación está creciendo: 19 estados tienen tasas de obesidad en adultos superiores al 35 por ciento, frente a los 16 estados del año pasado

Factores sociales y económicos son impulsores clave del aumento de las tasas de obesidad

(Washington, DC – 27 de septiembre de 2022) – Cuatro de cada diez adultos estadounidenses tienen obesidad, y las tasas de obesidad continúan aumentando en todo el país y dentro de los grupos de población, según un informe State of Obesity 2022: Better Policies for a Healthier America publicado hoy por Trust for American Health (TFAH). El informe amplifica la importancia de que la Conferencia de la Casa Blanca sobre el Hambre, la Nutrición y la Salud (White House Conference on Hunger, Nutrition and Health) que se llevara cabo mañana. La Conferencia y el informe tienen como objetivo destacar los vínculos entre el hambre, la nutrición y la salud, y las enfermedades relacionadas con la dieta, incluida la obesidad. Además, impulsarán la acción política para abordar la inseguridad alimentaria y las disparidades en la salud, factores que a menudo son la raíz de los problemas de salud relacionados con la dieta.

El informe encuentra que los aumentos persistentes en las tasas de obesidad en los grupos de población subrayan que la obesidad es causada por una combinación de factores que incluyen factores sociales, biológicos, genéticos y ambientales, que a menudo están más allá de la elección personal. Los autores del informe concluyen que abordar la crisis de la obesidad requerirá prestar atención a los factores económicos y estructurales de dónde y cómo vive la gente.

Basado en parte en los datos recientemente publicados en el 2021 del Sistema de Vigilancia de Factores de Riesgo de Comportamiento de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y el análisis realizado por TFAH, el informe rastrea las tasas de sobrepeso y obesidad por edad, raza/etnicidad y estado de residencia. Entre los hallazgos más llamativos se encuentran:

Diecinueve estados tienen tasas de obesidad en adultos superiores al 35 por ciento. West Virginia, Kentucky y Alabama tienen la tasa más alta de obesidad en adultos con un 40,6 %, 40,3 % y 39,9 %, respectivamente. El Distrito de Columbia, Hawái y Colorado tenían las tasas más bajas de obesidad en adultos con 24,7 %, 25 % y 25,1 %, respectivamente.

Hace una década, ningún estado tenía una tasa de obesidad en adultos igual o superior al 35 por ciento. (Consulte el cuadro de tarifas estado por estado).

Los datos nacionales de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición 2017-2020 también incluidos en el informe muestran lo siguiente:

  •  A nivel nacional, el 41,9 por ciento de los adultos tienen obesidad.
  • Los adultos afroamericanos tenían el nivel más alto de obesidad en adultos con un 49,9 por ciento.
  • Los adultos hispanos tenían una tasa de obesidad del 45,6 por ciento.
  • Los adultos blancos tenían una tasa de obesidad del 41,4 por ciento.
  • Los adultos asiáticos tenían una tasa de obesidad del 16,1 por ciento.
  • Las zonas rurales del país tenían tasas más altas de obesidad que las zonas urbanas y suburbanas.

Los determinantes estructurales y sociales están influyendo significativamente en las tasas de obesidad entre adultos y jóvenes. Factores como el racismo estructural, la discriminación, la pobreza, la inseguridad alimentaria, la inestabilidad de la vivienda y la falta de acceso a una atención médica de calidad son factores clave de las diferencias en las tasas de obesidad entre los grupos raciales y étnicos. Estas barreras sistémicas hacen que sea inapropiado culpar a las personas con obesidad por su peso. El propósito de este informe es analizar las condiciones en la vida de las personas que las hacen más propensas a desarrollar obesidad y recomendar políticas para abordar esas condiciones.

Las tasas de obesidad también están aumentando entre los niños y adolescentes, con casi el 20 por ciento de los niños estadounidenses de 2 a 19 años que tienen obesidad. Estas tasas se triplicaron con creces desde mediados de la década de 1970 y los jóvenes negros y latinos tienen tasas de obesidad sustancialmente más altas que sus pares blancos.

Una sección especial del informe analiza la relación entre la inseguridad alimentaria y la obesidad. La inseguridad alimentaria, definida como la incertidumbre de tener o no poder adquirir suficientes alimentos debido a la insuficiencia de dinero o recursos, está impulsada por muchos de los mismos factores sociales y económicos que impulsan la obesidad, incluida la pobreza y vivir en comunidades con muchos establecimientos de comida rápida, pero con pocos recursos o ningún acceso a alimentos saludables y asequibles, como los disponibles en supermercados de servicio completo o mercados de agricultores. La inseguridad alimentaria y nutricional a menudo significa que las familias deben comer alimentos que cuestan menos pero que también tienen un alto contenido de calorías y un bajo valor nutricional.

La obesidad es multifactorial e involucra más que el comportamiento individual

Los factores sociales y económicos, incluida la experiencia de la pobreza y el impacto del racismo estructural de larga data y las desigualdades en salud, están fuertemente asociados con la obesidad y son la raíz de las tasas más altas de obesidad en comunidades de bajos ingresos que tienen menos recursos para apoyar una alimentación saludable y estar físicamente bien activo.

“El aumento continuo de las tasas de obesidad en todos los grupos de población es alarmante”, dijo J. Nadine Gracia, M.D., MSCE, presidenta y directora ejecutiva de Trust for America’s Health. “Las políticas y los programas para reducir la obesidad deben implementarse a nivel de sistemas. Debemos promover políticas que aborden los factores comunitarios, institucionales y estructurales que son barreras para la alimentación saludable y la actividad física y que exacerban las inequidades en salud”.

Abordar la obesidad es fundamental porque está asociada con una variedad de enfermedades que incluyen diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas, derrames cerebrales, artritis, apnea del sueño y algunos tipos de cáncer. Se estima que la obesidad aumenta el gasto en atención médica en los Estados Unidos a más de $ 170 mil millones anuales (incluidos los miles de millones de Medicare y Medicaid).

El informe incluye recomendaciones para acciones de políticas que los legisladores federales, estatales y locales y otras partes interesadas deben tomar, incluyendo:

  • Aumentar la financiación del Centro Nacional para la Prevención de Enfermedades Crónicas y los Programas de Salud de los CDC para prevenir la obesidad y las enfermedades crónicas relacionadas. Los aumentos de fondos deben ser suficientes para poner en funcionamiento los programas probados de prevención de la obesidad en todos los estados y deben priorizar aquellas comunidades donde la necesidad es mayor para abordar las inequidades en salud.
  • Hacer que las comidas escolares saludables para todos los estudiantes sean una política permanente, extender las flexibilidades de COVID-19 que amplían el acceso a la nutrición para los estudiantes y sus familias, fortalecer los estándares de nutrición escolar y aumentar las oportunidades de actividad física de los estudiantes durante el día escolar.
  • Ampliar el programa de determinantes sociales de la salud de los CDC para abordar los impulsores estructurales de las enfermedades crónicas.
  • Disminuir la inseguridad alimentaria y mejorar la calidad nutricional de los alimentos disponibles al aumentar la financiación y la participación en programas de asistencia nutricional como el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP), el Programa Especial de Nutrición Suplementaria para Mujeres, Bebés y Niños (WIC), y el Programa de Alimentación para el Cuidado de Niños y Adultos.
  • Poner fin a la comercialización de alimentos no saludables para los niños cerrando las lagunas fiscales y eliminando las deducciones de costos comerciales relacionadas con la publicidad de alimentos y bebidas no saludables para los jóvenes.
  • Imponer impuestos especiales sobre las bebidas azucaradas y dedicar los ingresos a los programas locales de prevención de la obesidad y para reducir las disparidades en la salud.
  • Ampliar el apoyo a la salud materno infantil, incluido el apoyo a la lactancia materna.
  • Financiar proyectos de transporte activo como senderos para peatones y ciclistas en todas las comunidades y hacer que los espacios locales sean más propicios para la actividad física, como abrir instalaciones recreativas escolares a grupos comunitarios fuera del horario escolar.
  • Ampliar el acceso a la atención médica y requerir cobertura de seguro sin costo compartido para los programas de prevención de la obesidad recomendados por el Grupo de trabajo preventivo de EE. UU.

Lea el informe completo.

Public Transit Access to Full-Service Grocery Stores Will Help Address Country’s Obesity Crisis

Trust for America’s Health’s (TFAH) report, The State of Obesity 2021: Better Policies for a Healthier America provides an annual analysis of national obesity and overweight trends. In 2020, 16 states had adult obesity rates at or above 35 percent, up from 12 states the previous year. These and other emerging data show that while obesity rates in the U.S. have been at epidemic proportion for years, the COVID-19 pandemic changed eating habits, put families at risk for food insecurity, and heightened stress, all worsening the countries’ decades long pattern of obesity.

Food Access

A major part of a person’s ability to maintain a healthy diet is being able to access and afford quality, nutritious food. This access requires that all communities have local grocery providers, like supermarkets, farmer’s markets, and/or community gardens. In addition to physical proximity, stores need to be accessible via driving, walking, biking, and public transportation.  Access to farmer’s markets or full-service grocery stores means that community members have the option to purchase fruits and vegetables, and less processed foods. Without such access, “food deserts” can develop – neighborhoods where grocery stores are largely inaccessible due to their distance or the lack of public transportation. Food desert communities often have fast food outlets or stores that sell processed, packaged foods with low nutritional value. A food environment with limited healthy options can contribute to the likelihood that a person or community struggles with chronic health issues related to diet like obesity, diabetes, hypertension, stroke, and cardiovascular disease.

Transportation and Food Access

The 2017-2018 National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES) estimates the 42.4 percent of U.S. adults have obesity. According to the United States Department of Agriculture (USDA) 40 million Americans have poor access to food retailers. This lack of access is heavily concentrated in rural, low-income, and minority neighborhoods. Also contributing to the food deserts problem is that 2.1 million U.S. households do not own an automobile and live 20 miles from a supermarket, burdening mostly low-income and minority communities. According to the U.S. Centers for Disease Control and Prevention, providing public transit is a simple strategy that can improve people’s ability to receive medical care, purchase healthy food, and access opportunities for physical activity, but 45 percent of U.S. households do not have access to public transit and approximately 20 percent have transportation barriers that limit their ability to buy healthy foods. Poor transportation infrastructure is considered the largest and most pressing healthy foods access barrier in rural areas.

A study published in Preventing Chronic Disease evaluated a nationally representative sample of approximately 2,000 U.S. municipalities for their public transit infrastructure: availability of public transit, planning for food access in public transit, and availability of more individualized demand-responsive transit (DRT) as a public transit alternative. DRT offers smaller buses or vans for transportation without a fixed time schedule or route. The study used National Survey of Community-Based Policy and Environmental Supports for Healthy Eating and Active Living (CBS HEAL) data that evaluated municipal government policies and practices that encourage healthy eating and physical activity. It found that approximately one-third of municipalities did not have public transit, most commonly in municipalities that were rural, Southern, had a population of fewer than 2,500 people, had a median educational attainment of high school graduation or less, or had a population that was greater than 50 percent non-Hispanic white. Statistical significance was found for smaller population size, rural status, being in the Southern census region, and greater poverty prevalence relative to the availability of public transit. Approximately one-third of municipalities with public transit reported planning for food accessibility. It was reported more commonly among larger municipalities, urban municipalities, Western municipalities, municipalities with less than 50 percent non-Hispanic white people, and in municipalities that contained food deserts.

Community Examples to Improve Food Access

Although the study results did not find a strong, health-focused public transit infrastructure in many communities, often communities most in need of such services, there are some hopeful examples of community efforts to improve food access. They include the public Grocery Bus line in Austin, Texas that connects a low-income, Latino community that lacks adequate transportation options with supermarkets. It is a city-community-business collaborative that has now been integrated into the regular transit system. Similarly, the Dallas Area Rapid Transit (DART) GoLink program in Dallas, Texas provides transportation for essential needs, including food, that is an on-demand service and has been expanded in partnership with Uber. Community leaders have been able to distribute rider cards to residents and social workers, hoping to partner with community-based organizations, and anecdotally observed users benefit, like being able to purchase their full grocery list with the help of readily available and accessible transportation. As of February 2019, thirty-eight states, Puerto Rico, and the District of Columbia also authorize by statute, public-private transportation partnerships.

Policy Actions and Recommendations

In addition to the encouraged collaborations targeting food access and availability through public transit, TFAH makes additional policy recommendations to encourage healthy behaviors and mitigate obesity risk. These can be especially impactful in affected areas struggling with food insecurity.

  • Ensure free, healthy school meals for all students to increase childhood access to healthy foods.
  • Expand Supplemental Nutrition Assistance Program (SNAP) benefits and enhance access to the Special Supplemental Nutrition Program for Women, Infants and Children (WIC).
  • Increase funding to allow for the expansion of the Centers for Disease Control and Prevention’s (CDC) National Center for Chronic Disease Prevention and Health Promotion obesity prevention programs in all 50 states. This funding should include allocations for the CDC divisions of Nutrition, Physical Activity and Obesity and Racial and Ethnic Approaches to Community Health.
  • Ensure safe and convenient access to walking and biking trails, for leisure as well as school transportation. Furthermore, education agencies should prioritize integrating physical activity and movement regularly throughout the school day.
  • Disincentivize unhealthy food choices by closing tax loopholes and eliminating business-cost deductions related to the advertising of unhealthy food and beverages to children and by enacting sugary drink excise taxes where tax revenue is allocated to local efforts to reduce health and socioeconomic disparities.

Read TFAH’s State of Obesity: Policy Recommendations for a Healthier America 2021 report and recommendations.

TFAH Applauds Announcement of White House Conference on Hunger, Nutrition, and Health

(Washington, DC – May 4, 2022) – Trust for America’s Health (TFAH) applauds the Biden-Harris Administration’s announcement that it will hold a White House Conference on Hunger, Nutrition, and Health this coming September.  The conference, which was authorized and funded by Congress with bipartisan support, will be the second of its kind. The first, held in 1969, resulted in critical legislation to support Americans’ nutritional needs.

The conference will be held at a time the country is facing epidemic level numbers of diet-related health problems including obesity, diabetes, and heart disease. According to the Centers for Disease Control and Prevention (CDC), 6 in 10 Americans have a chronic disease, many associated with having obesity or being overweight.  Over 42 percent of all U.S. adults have obesity and social determinants, such as poverty and neighborhood resources, contribute to persistent disparities in obesity prevalence.  Furthermore, the COVID-19 pandemic and its related economic and social stressors led to an increase in food insecurity and weight gain for many American families. Food insecurity–being unable to access enough affordable, nutritious food–is related to obesity and other nutrition-based diseases.

“This conference will be an important opportunity to create an action plan to address America’s nutrition and hunger crisis,” said J. Nadine Gracia, MD, MSCE, President and CEO, Trust for America’s Health.  “A growing number of Americans are dealing with diet-related chronic health problems, and parts of the population – individuals and families who live in rural areas, people with lower income and many people of color – face even higher rates of diet-related diseases and food insecurity. The stark amount of preventable disease that is related to the nation’s current food system and food environment needs urgent attention. Addressing these issues will make our country healthier and more equitable.”

TFAH tracks the nation’s obesity crisis in its annual report, State of Obesity: Better Policies for a Healthier America  which includes recommendations for policy action in five broad areas:

  • Ensure access to healthy school meals for all children, which would decrease food insecurity, improve educational achievement, and decrease rates of diet-related disease. Nutrition standards of school meals and snacks should also be strengthened.
  • Expand access to nutrition support programs, such as the Supplemental Nutrition Assistance Program (SNAP) and the Special Supplemental Nutrition Program for Women, Infants, and Children (WIC), and maintain eligibility and flexibility provisions created in response to the COVID-19 pandemic. In addition, nutrition support programs should expand voluntary pilots to evaluate innovative approaches to healthy eating, such as providing increased incentives for the purchase of fruits and vegetables.
  • Advance health equity by targeting obesity prevention programs in communities with high levels of individuals living with obesity and unhealthy excess weight, including expanding CDC’s obesity-prevention programs like the State Physical Activity and Nutrition program and the Racial and Ethnic Approaches to Community Health program.
  • Strengthen obesity prevention programs within the healthcare system by expanding access to healthcare coverage and requiring health insurers to cover obesity-related prevention services, such as the Childhood Obesity Research Demonstration program.
  • Call on the private sector to change marketing strategies that lead to poor nutritional choices and pursue pricing strategies that tax sugary drinks and eliminate business-cost deductions related to the advertising of unhealthy food to children.
  • Make physical activity safer and more accessible for everyone by providing funding for programs in the CDC’s Division on Nutrition, Physical Activity, and Obesity, which increase physical education in early care and education systems and create activity-friendly routes to everyday destinations.

 

TFAH Applauds USDA’s Announcement of New Standards Improving Nutrition in School Meals

Actions will Help Address Youth Obesity Crisis

(Washington, DC – February 7, 2022) – The U.S. Department of Agriculture’s recent announcement that the agency will update school meal nutrition standards will help ensure more nutritious school meals for millions of children and adolescents and is an important step toward reversing the nation’s alarming rates of childhood obesity.

The Department announced a stepwise approach, beginning in the next school year. Among the most critical changes are:

  • Beginning in the 2022-2023 school year, requiring that schools and child-care providers serving children ages six and older offer low-fat, flavored milk, nonfat flavored milk, or nonfat or low-fat unflavored milk.
  • Requiring that 80 percent of the grains served in school meals each week are rich in whole grains, beginning with the 2022-2023 school year.
  • Requiring a 10 percent decrease in weekly sodium levels in school meals starting with the 2023-2024 school year.
  • Beginning the process for more permanent nutrition standards for the 2024-2025 school year.

Importantly, these changes will return nutritional standards for school meals to 2012 levels, which have been found to have dramatically increased the quality of students’ nutrition.

Rising obesity rates are a serious problem among children and adolescents nationwide. According to the latest available data, nearly 20 percent (19.3 percent) of U.S. children ages 2 to 19 have obesity. These data more than tripled since the mid-1970s and Black and Latino youth have substantially higher rates of obesity than do their white peers. The racial and ethnic disparities in obesity underscore the need to address social determinants of health, including food insecurity, access to healthy and nutritious foods, poverty, and other systemic barriers to health.

“These changes in school meal nutrition standards are an important step toward addressing America’s childhood obesity crisis. Millions of U.S. children get a significant proportion of their daily food intake via meals served in school. Evidence shows that ensuring that those meals are high in nutritional value will improve children’s health and help with their school performance and readiness to learn,” said J. Nadine Gracia, M.D., MSCE, President and CEO of Trust for America’s Health.

Learn more about adult and childhood obesity trends and policies to address the obesity crisis in TFAH’s 2021 State of Obesity Report: Better Policies for a Healthier America.

Understanding Our Society Will Help Us Understand Obesity: An Interview with Angela Odoms-Young, PhD

Dr. Angela Odoms-Young, an associate professor in Nutritional Sciences at Cornell University, studies the ways in which cultural and environmental factors influence diet and related health conditions, particularly in communities of color.  Dr. Odoms-Young’s research illuminates the roots of the obesity crisis within the Black community including poor food environments, stress, trauma, a lack of economic opportunity and the lack of active transportation and safe places for physical activity.

“We need to think of obesity as an outcome,” Dr. Odoms-Young said. “If you look at the conditions under which Black people live, those conditions over years have created what we see today. The fact that people of color are disproportionately impacted makes perfect sense because generally society has restricted their access to resources.”

According to TFAH’s State of Obesity 2021: Better Policies for a Healthier America report, while obesity is a problem across all racial and ethnic groups – 42 percent of all U.S. adults have obesity – Blacks have the highest rate of obesity in the country. Nearly half of all Black adults in the U.S. (49.6 percent) have obesity.  The rate is even higher for Black women at 56.9 percent. Read the full interview with Angela Odom-Young, PhD

 

 

State of Obesity 2021: Better Policies for a Healthier America

On November 10, 2021, TFAH held a virtual congressional briefing and national webinar to explore findings from the State of Obesity 2021: Better Policies for a Healthier America report. The report examined how the social and economic factors linked to obesity were exacerbated by the COVID-19 pandemic. The 18th annual report found that 16 states had adult obesity rates at 35 percent or higher, up from 12 states the year before.

Panelists covered the latest data on obesity and its impacts, highlight promising approaches to ensure healthier communities, and offer policy recommendations that can help all Americans lead healthier lives.

Briefing Resources:

Recientes Estudios Revelan que Dieciséis Estados Cuentan con un Índice más del 35% de Obesidad en Adultos, en comparación con la data registada en el 2019 que contaba con 12 Estados

Los factores sociales y económicos relacionados con la obesidad se vieron agravados por la pandemia de COVID-19.

(Washington, DC – 15 de septiembre del 2021) – En 2020, 16 estados tenían tasas de obesidad en adultos iguales o superiores al 35 por ciento, en comparación con 12 estados del año anterior. Estos y otros datos emergentes muestran que la pandemia del COVID-19 cambió los hábitos de alimentación, empeoró los niveles de inseguridad alimentaria, obstaculizó las oportunidad para la actividad física y aumentó el estrés,  lo cual fue agravando el patrón de obesidad que se ha visto por décadas en Estados Unidos.

Según el reporte State of Obesity 2021: Better Policies for a Healthier America, publicado hoy por Trust for America’s Health (TFAH). EL informe es basado en parte en ldatos publicados recientemente en el reporte del 2020 del Sistema de Vigilancia de Factores de Riesgo del Comportamiento (BFRSS) de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (BFRSS) y el análisis de TFAH, proporcionando las tasas anuales de sobrepeso y obesidad por edad, raza y estados de residencia de todo el país.

La obesidad está asociada con una variedad de enfermedades, incluyendo la diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas, derrames cerebrales, artritis, apnea del sueño y muchos otros tipos de cánceres. Además, se estima que la obesidad aumenta el gasto en atención médica de $149 mil millones al año (aproximadamente la mitad de los cuales son pagados por Medicare y Medicaid). A parte de estp, la obesidad es una de las condiciones de salud subyacentes asociadas con las consecuencias más graves de la infección por COVID-19, representado un mayor riesgo de hospitalización y muerte.

Desde el comienzo de la pandemia, el 42 por ciento de los adultos en los EE. UU. Han experimentado un aumento de peso, según una encuesta de Harris, la cual fué realizada en febrero del 2021. El aumento de peso promedio que fue reportado por cada persona adulta en los EE. UU fué de 29 libras.

Dieciséis estados tienen una tasas de obesidad de un 35 por ciento ó más en los adultos.

Las tasas de obesidad varían considerablemente entre los estados y las regiones del país. En 2020, Mississippi tenía la tasa de obesidad adulta más alta con un 37,9 por ciento, seguida de Virginia Occidental con un 39,1 por ciento y Alabama con un 39 por ciento. Colorado tuvo la tasa de obesidad en adultos más baja a nivel nacional con un 24,2 por ciento.

A nivel nacional, se muestra que ahora son 16 estados los que tienen la tasa de obesidad en adultos iguales o superiores al 35 por ciento. Los estados que se le suman a esta lista son: Delaware, Iowa, Ohio y Texas. Los doce estados que continúan teniendo tasas de adultos superiores al 35 por ciento son: Alabama, Arkansas, Indiana, Kansas, Kentucky, Louisiana, Michigan, Mississippi, Oklahoma, Carolina del Sur, Tennessee y Virginia Occidental. (Puede verificar la data por estado).

En el 2012, ningún estado tenía una tasa de obesidad en adultos superior al 35 por ciento.

Las inequidades sistémicas y los factores socioeconómicos contribuyen a tasas más altas de obesidad entre ciertas poblaciones raciales y étnicas. Según los últimos datos nacionales disponibles por la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición del 2017-2018 (NHANES, por sus siglas en inglés.) los adultos negros tenían el nivel más alto de obesidad adulta a nivel nacional con un 49,6 por ciento; impulsado en gran parte por una tasa de obesidad adulta entre las mujeres negras del 56,9 por ciento. Los adultos hispanos tienen una tasa de obesidad del 44,8 por ciento. Los adultos blancos tienen una tasa de obesidad del 42,2 por ciento y los adultos asiáticos tienen una tasa de obesidad del 17,4 por ciento.

Acorde a J. Nadine Gracia, MD, MSCE, Presidente y directora ejecutiva de Trust for America’s Health, “La epidemia de la obesidad es un problema urgente en los EE. UU. Y ha empeorado durante la pandemia del COVID-19. Lo que necesitamos son políticas que transormen los programas de inversiones de manera efectiva y audaz, que reduzcan las inequidades en el Sistema de salud y aborden las condiciones sociales y económicas de la vida de las personas, las cuales son las principals barreras para el acceso a alimentos y actividad física asequibles y saludables”.

El aumento de la tasasde obesidad también es un problema entre niños y adolescentes. Según los datos de la NHANES del 2017-2018, casi el 20 por ciento (19,3 por ciento) de los niños estadounidenses de 2 a 19 años son obesos. Estos datos se han triplicado desde mediados de la década de 1970, de los cuales los jóvenes negros y latinos tienen la tasa de obesidad sustancialmente más altas que sus pares blancos.

Medidas Que Se Deben Considerar Durante la Crisis de la Obesidad

Resolver la crisis de obesidad de la nación requerirá una mayor inversión y una acción política audaz. Las recomendaciones de este informe se centran en dos puntos principales: 1) La necesidad de crear un acercamiento a múltiples sectores multidisciplinarios, y 2) enfocarse primordialmente en aquellos grupos de la población que experimentan un riesgo desproporcionado de obesidad. Los legisladores no podrán revertir el aumento de la tasa de obesidad, sin abordar las condiciones sociales, económicas y ambientales, las cuales son la raíz del problema.

El reporte incluye unas medidas de recomendación para abordar la crisis de la obesidad, las cuales deben ser implementadas tanto por el gobierno federal, local, estatal, el sector de la educación, el sector de la salud y la industria alimentaria:

  • Ampliar el acceso al seguro médico, incluso mediante la extensión de Medicaid, haciendo que la cobertura del seguro a través del sistema de asistencia de salud (Marketplace), sea más asequible. Los planes de seguro deben cubrir todas las recomendaciones “A” o “B” del Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de EE. UU. para los programas de prevención de la obesidad, sin ningún costo extra para el paciente.
  • Aumentar los fondos para el Centro Nacional de Prevención de Enfermedades Crónicas y Promoción de la Salud de los CDC. Esta inversión debe incluir al menos $ 125 millones en el año fiscal 2022 para la División de Nutrición, Actividad Física y Obesidad de los CDC y $ 102.5 millones en el año fiscal 2022 para los Enfoques Raciales y Étnicos de la Salud Comunitaria de los CDC para garantizar los fondos suficientes, de manera y equitativa para los programas de prevención de obesidad en los 50 estados.
  • Hacer que las comidas escolares saludables sean gratuitas para todos los estudiantes, es un gran paso para acabar con el hambre infantil y asegurar el acceso a alimentos saludables. Proteger la reciente expansión de los beneficios del Programa de Asistencia de Nutrición Suplementaria (SNAP) y mejorar el acceso al Programa de Nutrición Suplementaria Especial para Mujeres, Bebés y Niños (WIC).
  • Eliminar vacíos fiscales y deducciones de costos comerciales a las corporaciones relacionadas con la publicidad de alimentos y bebidas que no son saludables para los niños.
  • Aumentar el precio de las bebidas azucaradas mediante un impuesto especial, generando ingresos fiscales para ser destinados a los esfuerzos de disminuir disparidades socioeconómicas y de salud para prevenir la obesidad.
  • Asegurar que todos tengan accesos seguro y conveniente a aceras y vías para caminar y andar en bicicleta, que todos los estudiantes puedan contar con rutas seguras para caminar o andar en bicicleta. Las inversiones en el departamento de transporte deben enfocarse en transporte activo, tanto el estado federal, local y estatal, junto al departamento de educación, deben enfocar sus esfuerzos en incrementar la actividad física durante la jornada escolar.

 

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Para leer el reporte completo

 

Trust for America’s Health es una organización no partidista sin fines de lucro que promueve una salud óptima para cada persona y comunidad y hace de la prevención de enfermedades y lesiones una prioridad nacional.